sábado, 22 de septiembre de 2018

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO B

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO      CICLO B

Monición de entrada

Bienvenidos a este encuentro con el Señor.
Hace ocho días fuimos cuestionados acerca de quién es Jesús para tí,  qué tanto te duele tu Iglesia.  Hoy vamos a escuchar en la Palabra de Dios las razones de nuestro comportamiento.  No pensamos como Dios sino según nuestros propios intereses.  Este es el origen de nuestras rivalidades y envidias.  Dispongamos nuestro corazón a ser renovados por la Palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA
Dios nos habla a través de las personas, a través de una persona sabia o experimentada y muchas veces nosotros no le hacemos caso por nuestros propios intereses.

SEGUNDA LECTURA.
Si no hacemos caso a la sabiduría que nos viene de Dios, las envidias y las rivalidades nos dominan y no vivimos como cristianos

EVANGELIO.
Tres palabras de Jesucristo escucharemos ahora:  el anuncio de su pasión, el llamado a servir no a buscar privilegios y el ejemplo de sencillez y disponibilidad  en los niños.

ORACION DE LOS FIELES.
  • Que escuchemos la voz de Dios a través del Papa y nuestros Obispos.  Que aprendamos todos de Jesucristo la disposición a ser servidores de todos nuestros hermanos.
  • Que nuestros gobernantes fomenten la justicia y la paz y coordinen los esfuerzos de todos los ciudadanos por alcanzar bienestar para todo nuestro pueblo.
  • Que se grabe en nuestro corazón la enseñanza del apóstol Santiago quitemos envidias y rivalidades y nos dejemos guiar por el Espíritu de Dios para alcanzar la paz y compartir misericordia.
  • Que a todos los aquí presentes el Espíritu de Dos nos enseñe a ser comprensivos, dóciles y llenos de misericordia con todos nuestros hermanos para que cosechemos frutos de justicia.
  • Que todos nosotros sepamos ver la presencia de Jesús nuestro ;Señor en la persona de los enfermos y ancianos, en los presos y emigrantes y dispongamos nuestro corazón para ayudarles en sus necesidades.
SALIDA
Hemos escuchado un mensaje muy serio en la Palabra de Dios. Hemos celebrado la eucaristía que para nosotros es la fuerza que Dios nos da para hacer su voluntad.  Quedamos comprometidos a realizar en nuestra vida estas enseñanzas: tener como más urgente la armonía y la paz en nuestra familia y nuestra comunidad, la disposición a servir sin buscar nuestros propios intereses, a vivir siempre en beneficio de nuestros hermanos.
Que la Santísima Virgen María sea nuestra intercesora para dejarnos guiar por el Espíritu de Dios.  digamos juntos: bajo tu amparo...
Santa María de Guadalupe, reina de México, salva nuestra Patria y conserva nuestra fe.

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